
El Puerto de las Nueve Suertes.
Con este nombre se conocía el lugar donde los vinos y otros productos procedentes de Villalba del Alcor se embarcan con destino a diferentes lugares. Uno de estos destinos eran las naves que componían las flotas con destino a América, los barcos que unían ambas orillas del océano a través de la llamada Carrera de Indias.
Este puerto recibe su nombre de uno de los caños del Guadiamar, navegables en esta época, y que estaba situado en término de Aznalcázar, conectando, desde allí, con el Guadalquivir, cerca de su desembocadura (donde se concentraban las naves que componían las flotas).
No era más que uno de otros tantos muelles y embarcaderos que jalonaban estas vías fluviales a manera de complejos “auxiliares” de la actividad naviera.
Os traemos dos ejemplos referidos al comercio de vinos y a su comercialización a través de esta vía fluvial.
El primero es de 1592 y es el caso de cinco vecinos de Manzanilla que, mancomunados, se obligan a poner «con nuestras carretas en el puerto de las Nueve Suertes es a saber sesenta y siete pipas llenas de vino a Pedro de Huarte de Salazar, vecino de la ciudad de Sevilla” que residía en Villalba y comerciaba con sus vinos.
El otro caso es mucho más interesante. Solo os dejamos un extracto.
En agosto 1599, Gaspar Luis «piloto de la Carrera de Indias y maestre que al presente soy del navío que Dios salve y guarde nombrado Nuestra Señora del Rosario” y otros socios encargan a un apoderado que «pueda pagar a cualquier persona hasta cuarenta pipas de vino… las cuales pueda comprar y compre en la villa de Villalba de cualesquiera personas e darse por entregado de las dichas pipas puestos a la lengua del agua en las Nueve Suertes a costa e riesgo de la persona que vendiere las dichas pipas, obligándonos a la paga del precio dellas en la Nueva España de las Indias…”
Las condiciones del contrato con el vecino de Villalba al que compran el vino nos ofrecen un panorama de lo que era el tráfico comercial entre España y sus provincias americanas.
Son solo dos ejemplos de la importancia que esta vía de comunicación tuvo para los productos villalberos, sobre todo el vino destinado a llenar las bodegas de los barcos en puertos gaditanos.