
1643 fue uno de esos años cargados de fatalismo y pesadumbre, otro año trágico para España, para sus territorios y para muchos de sus vecinos.
Tras años de guerras interminables, el siglo XVII fue un siglo convulso, la Corona sigue envuelta en diferentes conflictos que fueron desgastando su posición como primera potencia europea.
Si nos centramos en este año concreto -1643- los escenarios bélicos en los que se ve envuelta la Monarquía Hispánica están repartidos por diferentes lugares de Europa, incluido el propio territorio nacional.
Hagamos un repaso de la situación.
Dentro de las fronteras peninsulares continúa la Guerra de los Segadores, la sublevación de los catalanes, que duró casi 12 años (de 1640 a 1652) y que, en parte, contribuyó a la derrota de los españoles en la Guerra de los Treinta Años.
En 1640 había comenzado la Guerra con Portugal. Un largo conflicto armado que se extendió durante casi 30 años (1640-1668). Una guerra violenta, caracterizada en sus primeros años por los continuos saqueos e incendios que se produjeron en los pueblos fronterizos.
Tanto para una como para otra, Villalba aportó dinero y soldados (conocemos sus nombres y destinos… y algo haremos al respecto).
Fuera de nuestras fronteras, también Europa está envuelta en guerras. Desde 1618 y hasta 1648 se desarrolla la llamada Guerra de los Treinta Años con la implicación y la repercusión que tuvo para España este conflicto (La Paz de Westfalia otorgó la independencia a los Países Bajos y perdió parte de sus territorios).
Uno de los episodios más conocido del conflicto fue la famosa derrota de los Tercios en la batalla de Rocroi (Francia) el 19 de mayo de 1643. La propaganda francesa consiguió imponer la idea de que esta batalla marcó el fin de la imbatibilidad de los ejércitos españoles y el inicio de la decadencia militar española. Rocroi fue una batalla más en la larguísima trayectoria de estas unidades a lo largo de su historia. La verdadera decadencia no comenzará hasta unas décadas después.
Villalba no se escapa de ese contexto general de incertidumbre, inquietud y crisis. Así lo recoge un curioso acuerdo que suscribe el Concejo de Villalba en ese tiempo.
Estamos a mediados de mayo del año 1643, concretamente a 5 de mayo, dos semanas antes de la batalla de Rocroi. Ese día el cabildo de la localidad (ayuntamiento) decide celebrar un acto extraordinario donde…
acordaron se haga la fiesta particular a la Virgen Santísima Nuestra Señora , sea un novenario de misas cantadas, con su sermón y que para ello se haga procesión general en esta villa, sacando en ella de su casa la imagen de la Virgen Santísima de las Reliquias y llevándola a la iglesia mayor desta villa a donde está colocada por el tiempo del dicho novenario. Y acabádose, vuelva a su casa en procesión. Para que su Majestad se sirva interceder con nosotros, ayude a los designios y justos deseos de su majestad y nos ampare en las necesidades de las guerras presentes. Y que lo que en ello se gastare se pague a los eclesiásticos de los propios de este concejo…
Un documento que nos ofrece un pequeño esbozo del ambiente que se respira en estos años centrales del siglo XVII en una pequeña localidad castellana.
Por cierto, ¿a qué os recuerda esta ida y vuelta con novenario -novena- incluido?