
En 1622 se procede al blanqueo de la iglesia de san Bartolomé, nuestra iglesia parroquial.
Una tarea que se realiza como consecuencia de un mandato ordenado por el visitador del arzobispado que en esas fechas realizaba su labor por estas tierras.
Lo interesante es que ese sacerdote, visitador de turno, es un personaje que ha pasado a la historia como historiador y poeta de reconocido prestigio entre los círculos intelectuales de la Sevilla de la primera mitad del siglo XVII.
Así queda recogido en el contrato con el pintor cuando dice en virtud de la licencia y mandamiento que para la dicha obra proveyó y dio el licenciado Rodrigo Caro visitador de este arzobispado.
El tal licenciado Rodrigo Caro es un eclesiástico del que conocemos, sobre todo, su faceta erudita y humanista.
A poco tiempo del comienzo de su ministerio como visitador del arzobispado, este entusiasta del pasado realiza una visita por Moguer, Lepe, Huelva, Cartaya y Palos entre los meses de marzo y junio de 1622 y, aunque no está documentalmente constatada, debió incluir en su recorrido a nuestro pueblo.
Que esto fuese así, o no, lo cierto es que el famoso sacerdote estuvo en Villalba en algún momento porque fue entonces cuando obtuvo los datos que luego pasarían a formar parte del contenido de su famosa obra, Chorographia (Sevilla, 1634), referidos a Villalba del Alcor, que son las primeras referencias escritas que tenemos sobre el famoso pedestal y su inscripción romana por todos conocido y conservado en la parroquia de San Bartolomé.