
El fondo histórico de nuestro Archivo Municipal posee numerosos documentos a los que podríamos hacer referencia para poder reconstruir la historia socioeconómica de nuestro municipio; pero sin duda una de las joyas documentales que adquiere especial significado y relevancia es el llamado Catastro de Ensenada (Legajo 549 y 550 AMVA), de mediados del siglo XVIII, por la valiosa información que nos proporciona.
Las Respuestas del Catastro
Las Respuestas Generales del Catastro del marqués de la Ensenada ( Leg 550) constituyen la más antigua y exhaustiva encuesta disponible sobre los pueblos de la Corona de Castilla a mediados del siglo XVIII, entre los que se encuentra, por supuesto, Villalba del Alcor.
Entre 1750 y 1754, todas las poblaciones de Castilla se sometieron a un interrogatorio constituido por unas 40 preguntas que dieron una visión absoluta de todo el territorio: nombre de la población, jurisdicción, extensión y límites, tipos de tierras, árboles, medidas de superficie y capacidad que se usan, especies, cantidad y valor de los frutos, diezmos y primicias, minas, salinas, molinos y otros artefactos, ganados, censo de población, con vecinos, jornaleros, pobres de solemnidad, censo de clérigos y conventos, casas y otros edificios, bienes o servicios producidos, tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos, mercados y ferias, hospitales, cambistas y mercaderes, tenderos, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos, arrieros, albañiles, canteros, herreros, zapateros, etc.
La Única Contribución
Esta visión panorámica de todo el Reino constituyó una pequeña parte de lo que sería el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada, puesto en marcha por Real Decreto de Fernando VI de 10 de octubre de 1749.
Esto era el paso previo a la gran reforma fiscal que se pretendía: sustituir las complicadas rentas provinciales por un solo impuesto, la llamada Única Contribución que, finalmente, nunca se llegó a implantar pero que dejaría un importante volumen de documentación en nuestros archivos.
El Catastro de Ensenada constituyó el antecedente de la reforma fiscal que no se llevó a efecto, cuyo único propósito era simplificar el sistema impositivo por una única contribución en la proporción de lo que cada uno tenía, con equidad y justicia.
Para conocer la renta real de las personas, lugares y provincias del reino era necesario hacer primero una averiguación universal de todos los bienes de los vasallos, sin excepciones, también de los eclesiásticos y de los nobles.
El Catastro y su conservación
El catastro se realizó a partir de las declaraciones individuales que se hicieron cabeza a cabeza, tanto unidades familiares como institucionales.
En realidad el catastro se basaba en las declaraciones de bienes de todos los titulares, la comprobación por parte de la administración de todo esto con ayuda de técnicos cualificados y la elaboración de los libros donde se registraba la información obtenida.
Y son estos libros los que conservamos en nuestro archivo municipal, no dándose esta circunstancia en muchos municipios.
Esto, sin duda, tiene su origen en el minucioso plan de organización de los archivos municipales que se realizó en la provincia de Huelva bajo las directrices del servicio de Archivos de la Diputación Provincial, circunstancia que no se ha dado en otras ciudades españolas.
Sí poseemos una copia en los Archivos Estatales. El Archivo General de Simancas (Madrid) custodia la copia compulsada completa de las contestaciones de las 13.000 localidades de la Corona de Castilla.
El proceso catastral
La instrucción anexa a la Real Decreto, formada por los 41 artículos, explica con todo detalle la forma de proceder, lo que había que averiguar, cómo fijar las utilidades y las rentas y los libros oficiales en que todo debía quedar recogido y formalizado.
Para desarrollar este proyecto se crea un organismo administrativo superior, la Real Junta de la Única Contribución, que dependía directamente del rey Fernando VI, formada por miembros de los Consejos e intendentes. Para tranquilizar al Clero ante la averiguación de sus bienes se coloca al frente al Inquisidor General. Las averiguaciones en los pueblos se encomiendan a los intendentes provinciales.
Los datos recogidos se consideraron bastante fiables gracias a la comprobación de los datos por parte de expertos peritos, en ocasiones de los pueblos vecinos, la lectura pública de los libros, o la presencia del párroco del lugar, y la aportación de certificados de pagos.
En 1756 los trabajos estaban casi concluidos, aunque en algunos sitios hubieron de repetirse y en otros quedaron sin terminar por los intentos de ocultamiento y oposición de los sectores privilegiados.
La caída de Ensenada en 1754 no significó la paralización del proyecto. En 1757 se obtuvo incluso del Papa la autorización de la única contribución a los bienes de los eclesiásticos. Pero la paralización en la administración debido a numerosos motivos provocó que esta reforma no se llevara adelante.
Las averiguaciones catastrales costaron a la Hacienda Real mucho esfuerzo y dinero por el número tan grande de personas que se implicaron en este gran proyecto.
Los datos del catastro
En los documentos elaborados quedaron registrados más de siete millones de personas y varios cientos de millones de piezas de tierra, que reconocieron una a una. Se contaron las colmenas y las piezas de ganado.
Los cabildos, monasterios y nobles tuvieron que desempolvar legajos de sus archivos para hacer copiar y autentificar los documentos en los que figuraban sus ancestrales privilegios.
No quedó casa, ni corral, ni tienda sin medir, ni cuba de vino sin cubicar, en muchos pueblos se contabilizaron hasta los árboles de su término.
Al no implantarse la reforma fiscal tampoco entró en vigor un sistema de registro de bienes, lo que entendemos ahora por catastro, en el que se hubieran ido reflejando los cambios (por venta, herencia y otros) en las propiedades registradas.
Sin embargo, todo el proceso nos proporcionó un volumen de documentación indescriptible para la época, lo que sigue dando la oportunidad a los historiadores para analizar, a modo de una completa radiografía, la economía, la sociedad, la práctica del régimen señorial e incluso el estado del medio ambiente. Y es, desde luego, la mejor estadística disponible en el contexto europeo del Antiguo Régimen.
El estudio y conservación de la documentación.
Como podemos observar la Hacienda y sus imposiciones fiscales estuvieron presentes en el devenir de los villalberos a lo largo de los siglos, y así quedó registrado en estos libros.
El Catastro de Ensenada permite a los historiadores interpretar casi todos los aspectos de la sociedad del siglo XVIII. Es una fuente documental ineludible, a la que hay que acudir para reconstruir la historia del siglo XVIII de Villalba del Alcor.
En Suma, el paso del tiempo no hace que la historia cambie. Numerosos documentos contributivos de cada vecino, hoy día, ayudarán a muchos investigadores a reconstruir la economía, la sociedad, la historia de las personas que hoy componen el pueblo de Villalba del Alcor, en pleno siglo XXI.
Todo ello es posible acercándonos a las fuentes documentales de nuestro archivo municipal, garante de preservar la historia que vamos protagonizando todos los días.
Los documentos del archivo son piezas únicas e insustituibles, son el testimonio del devenir histórico, y gracias a ellos hemos conseguido conocer, en gran medida, nuestra historia.
Los documentos del presente son, a su vez, los que permitirán a las generaciones futuras reconstruir nuestra sociedad.
Archivos y archiveros
Los archiveros municipales tenemos la gran responsabilidad de custodiar el archivo, el organismo responsable de recoger, conservar, tutelar y difundir los documentos producidos y recibidos por las distintas dependencias de la administración pública municipal en el ejercicio diario de sus funciones con fines de gestión, defensa de derechos, información, investigación y cultura.
El archivo es un servicio general de la administración municipal, una institución del patrimonio y la memoria de Villalba del Alcor. Organiza, describe y sirve la documentación generada por el Ayuntamiento al personal de su institución, a los ciudadanos en general y a los investigadores.
A través de esta importante misión el archivo se convierte en la garantía de los Derechos y Deberes de los ciudadanos.

Mª Ángeles Pastor
Autora
Archivera de Zona (Manzanilla, Escacena del Campo, Paterna del Campo, Chucena y Villalba del Alcor)