
Foto: Villalba del Alcor. Memoria Fotográfica de un Pueblo
La afición musical de los villalberos, más concretamente la afición a las bandas de música, forma parte de nuestra idiosincrasia.
La música es un patrimonio vivo con el que el villalbero se identifica y establece un estrecho vínculo emocional.
No es difícil rastrear estos vínculos musicales en diferentes etapas de nuestra historia.
La afición musical en este pueblo comienza pronto, muy pronto, en los primeros años de nuestra vida. Es un hecho refrendado por la enorme nómina de pequeños “aspirantes a músicos” que comienzan su formación musical en edades bien tempranas.
Niños, padres y profesores son partes imprescindibles del sistema, pero no olvidemos que este no sería posible, en muchas ocasiones, sin la intervención de otro elemento casi imprescindible en estas primeras etapas de aprendizaje: el ayuntamiento. Esta institución ha jugado, históricamente, un papel relevante como promotora, generadora y protectora de la música en nuestro pueblo, especialmente reconocible en el caso de la Banda Municipal.
La referencia a la banda municipal es estrictamente histórica, las demás agrupaciones musicales de nuestro pueblo, desde el punto de vista histórico no disponen de una biografía tan extensa, lo que es absolutamente independiente de su carácter y singularidad que las hace únicas e irrepetibles.
Pero hoy nos toca hablar de la base sobre la que se sustentó la banda municipal a principios del siglo XX.
Los orígenes de una banda de música infantil en Villalba
Nos vamos a remontar a principios del año 1914. En esos días se comienza a organizar la que luego sería denominada Banda Infantil. Una iniciativa que parte de quien en ese momento tenía la capacidad de ponerla en marcha: el ayuntamiento.
Con motivo de la protección que el ayuntamiento desea prestar a la banda infantil que piensa organizarse en esta población nuestro consistorio entiende que lo primero es que cuanto antes debía darse principio a la enseñanza de los niños.
Una iniciativa que para llevarla a cabo requiere la complicidad de otras partes, así que cuanto antes debía darse principio a la enseñanza de los niños ; y así lo hace el alcalde, don José Reina, con el maestro de música don José Giráldez Jiménez, un músico que se convertiría en uno de los grandes impulsores de la música en nuestro pueblo: Este músico, conocedor en primera persona de las necesidades que en ese momento se requerían, le había manifestado a ese mismo alcalde que lo que se hacía más urgente era adquirir seis ejemplares del primer año del método, cuyo valor ascendía a treinta pesetas… sin los cuales no podría seguir dando lecciones pues los primeros conocimientos que habían aprendido los niños en el mes que corre lo habían hecho con gran trabajo por no tener más que un ejemplar ya bastante usado, viéndose por ello imposibilitado los alumnos de poder estudiar en sus casas particulares. Los niños, que llevaban un tiempo bajo su tutela musical, ya habían alcanzado el nivel que les permitía la escasez de materiales formativos, por eso esa urgencia por disponer de medios que permitieran seguir avanzando y manteniendo el compromiso de los niños y, en mayor medida, de los padres.
El alcalde, consciente de la labor que este músico realizaba, proponía a los compañeros capitulares que debía abonársele desde el mes corriente al maestro de música antes dicho la gratificación de treinta pesetas mensuales por las cuales estaba el susodicho conforme en hacerse cargo de la enseñanza de los niños que han de formar la mencionada banda, es decir, garantizar el compromiso del músico con la enseñanza de los futuros componentes de esa banda municipal que está apunto de nacer.
Una vez aprobadas estas propuestas, el aprendizaje sigue su curso y llega otra etapa nueva.
Ha pasado un año y es el momento de pasar a la práctica si el proyecto quiere seguir creciendo. Aprovechando la aprobación de un presupuesto extraordinario en el verano de 1915, se incluyen entre los gastos expuestos la adquisición de instrumentos para la banda de música que se está organizando con fondos municipales.
El alcalde de hace eco de la opinión del maestro Giráldez cuando declara que los niños que pertenecen a la misma se encuentran desde hace varios meses en condiciones de empezar los ejercicios prácticos instrumentales según tiene manifestado en varias ocasiones.
Un proyecto por el que se ha apostado seriamente y que el alcalde defiende con energía haciendo también constar ahora que los intereses del municipio se perjudicarían grandemente si inmediatamente no se adquieren los instrumentos necesario puesto que los alumnos desde hace algún tiempo ha desaparecido en ellos el entusiasmo que tenían por aprender, hasta el extremo de que aunque pocas , se notan algunas faltas a las horas de clase y cuando se le llama la atención sobre ellos a sus padres, manifiestan que en cuanto el ayuntamiento adquiera los instrumentos obligarán a sus citados hijos a la asistencia diaria, comprometiéndose en caso contrario a satisfacer la multa que por el maestro se imponga al alumno.
Además, expone el alcalde que entre los padres de los citados alumnos se duda de que el ayuntamiento se encuentre dispuesto a adquirir los instrumentos anteriormente explicados, y sería una lástima alimentar con nuestra conducta las dudas y vacilaciones que se notan en los citados padres, exponiéndonos con ello a que se apoderara de los mismos una gran desconfianza, lo cual daría lugar a que retiraran a sus hijos de la mencionada clase, siendo esto muy de lamentar pues resultaría que no habían servido de nada los sacrificios que durante dos años viene haciendo la corporación municipal para educar a los citados niños.
La compra de los instrumentos musicales
Ante esta situación el alcalde propone que se proceda inmediatamente a la adquisición de los instrumentos, solicitando para ello en vista de la urgencia del caso y de no existir en este pueblo más que un representante de una de las casas que se dedican en España a la venta de dichos instrumentos y que según las diligencias particulares hechas y datos adquiridos lo hace en condiciones más ventajosas que otra alguna, del señor gobernador civil de esta provincia la excepción de concurso por ser una de las adquisiciones que se encuentran comprendidas en el caso tercero y sexto del artículo cuarenta y uno de la instrucción para la contratación de los servicios provinciales.
La “urgencia” del caso les lleva a acogerse a una normativa que les permitía adquirir determinados bienes sin necesidad de sacarlo a concurso público, previa autorización gubernativa. La compra de instrumentos no es lo mismo que adquirir una pequeña cantidad de libros. Es un desembolso importante que requiere el respaldo del gobierno civil.
Desde luego no han perdido el tiempo. Ya tienen determinado el número de instrumentos, el presupuesto y el proveedor de los mismos al pedir que se le adjudique la compra a favor de la casa de don Antonio Damas, establecida en Sevilla como sucesora de la de Bergali, no solamente por las razones expuestas sino que también por las manifestaciones que tiene hecha la expresada casa de que si no se adquieren pronto los citados instrumentos se acabarán las existencias de los mismos y sería imposible luego servirlos en mucho tiempo y mucho menos por el precio de 2.213 pesetas en que se han comprometido a ceder los 25 instrumentos de que ha de componerse la banda por ser estos de fabricación extranjera y tendrá necesariamente que tropezarse con las muchas dificultades que está ocasionando la tan lamentable guerra europea.
Curiosa es la referencia a la I Guerra Mundial que en esos momentos devastaba Europa.
Con la conformidad del gobernador de la provincia, Eduardo Rivadulla, se procede a iniciar el proceso de compra de los tan ansiados instrumentos.
Casi inmediatamente el alcalde, en compañía del maestro de música de Bollullos, don José María Beño, a quién llevó como persona perita para que reconociera los instrumentos adquiridos para la banda de música se trasladan a Sevilla para iniciar el proceso de compra. Una gestión que les lleva dos días por lo que tienen que pernoctar una noche en la capital en ese caluroso mes de julio de 1915.
Paralelamente a la compra de los instrumentos se le paga al maestro carpintero don Salvador Reina Daza, la suma de sesenta y cinco pesetas, valor de una mesa para el salón dedicado a estudio de la banda de música y un estante para guardar los papeles e instrumentos.
Finalmente, en octubre de se mismo año, el consistorio autoriza al señor alcalde para que adquiera de la casa de Damas, establecida en Sevilla, el material y utensilios que según manifestación del maestro encargado en la banda infantil se hace precisa su adquisición por notarse grandemente la falta de ellos, librándose su importe.
Por fin la banda infantil puede comenzar su andadura musical.
A lo largo de los siguiente meses, los niños, con el apoyo del maestro de música, debieron esforzarse mucho porque en agosto del año siguiente (1916) el alcalde les concede una gratificación de treinta pesetas al maestro director de la banda infantil para que la reparta entre sus discípulos por la aplicación que van demostrando en la enseñanza y como premio a los conciertos dado por dicha banda durante todos los domingos del mes anterior en la plaza pública.
Fueron estos niños los que luego integrarían la “famosa” banda que el maestro José María Beño Gómez dirigió hasta mediados los años cuarenta, dejando su impronta en sus sucesores… hasta su desaparición en el año 1955.