
El Catastro en Villalba del Alcor
El 20 de octubre de 1751 el subdelegado encargado de las diligencias de la Única Contribución en la circunscripción a la que pertenecía Villalba del Alcor, hizo comparecer a los oficiales del ayuntamiento, Gonzalo Mateos y Francisco Jiménez de Salas, alcaldes ordinarios, Pablo de Santana, alguacil mayor, Diego Martín Zambrano y don José de Cáceres, regidores, a los vecinos Fernando Cebreros, Gregorio Daza y Juan Bautista Franco, peritos nombrados por las justicias, a José Sánchez Serrano, escribano de cabildo, además de contar con la presencia de don Alonso Pérez Coronel, el cura más antiguo de la iglesia parroquial de señor san Bartolomé .
Todos ellos formarían el grupo de personas encargadas de responder el cuestionario de preguntas con las que arrancaba el proceso catastral en tierras de Castilla.
Villalba era cabeza de señorío y su jurisdicción estaba en manos del conde de Miranda desde hacía varios siglos. Un señorío en el que la autoridad del conde se materializaba en la confirmación de los oficios, el nombramiento de algunos cargos (escribano o gobernador) y del que no recibe derechos de vasallaje.
A una de las preguntas del interrogatorio, la 28, responden
que lo enajenado consiste en la escribanía pública y de cabildo que pertenece al conde de Miranda a quién nada le produce porque nombra de gracia y constará de su respectivo título el motivo de esta enajenación.
Uno de los «impuestos» enajenados hacía muchos años por la Corona y que estaba en manos del conde era el de las alcabalas (transacciones comerciales) y así lo manifiestan.
Las alcabalas pertenecen a el mismo conde y le producen cada año, por quinquenio, doce mil y cuatrocientos sesenta y cinco reales y siete maravedís y constará de su correspondiente título esta enajenación.
Y siguen al respecto,
la vara de Gobernador , la de Alguacil mayor, Promotor Fiscal, dos oficios de Procurador y el oficio de Padre de Menores pertenece a el mismo conde de Miranda, quien nombra de gracia, nada le producen, ni por razón de dueño de lo mostrenco y penas de cámara…
Los encargados de responder el cuestionario tienen claro los límites territoriales del municipio y las localidades con las que hacen lindero. La definitiva configuración del término municipal no será efectiva hasta muchos años después.

En los siguientes apartados iremos desgranando las actividades económicas, la situación social y la distribución profesional de los vecinos del lugar.
Los empleos municipales de Villalba
El ayuntamiento estaba conformado por un gobernador (justicia mayor) a la cabeza, dos alcaldes ordinarios y varios regidores, un síndico procurador y varios funcionarios, escribano, dos ministros, relojero y guardas de las dehesas, cuyo salario dependía de la institución municipal y se costeaba con los bienes de propios del municipio.
Así lo dicen en la respuesta a la pregunta 25.
Que los gastos que el común satisface de sus propios son los del salario de escribano de cabildo, ministro ordinario, guarda de montes, del médico titular, ayuda de costa del asesor, agente de negocios, predicador cuaresmal, el de la villa, relojero, pregonero, cosario de el camino de Sevilla, papel sellado y blanco, encabezamiento de penas de cámara y gastos de justicia, derechos de elecciones, fiesta de Corpus y Purificación, derechos de tomas de cuentas, verederos, composición de fuentes y pozos y otros gastos menores
Demografía de Villalba en tiempos del catastro de Ensenada
En líneas generales, la familia onubense tenía de media dos hijos y por tanto las casas se componían de cuatro miembros.
La densidad de población en torno a 11 hab/km2 en la zona de la actual provincia de Huelva (como parte del Reino de Sevilla) era un índice muy inferior a la media de Andalucía (19 hab/km2) y a la del Reino de Castilla (18 hab/km2).
Si hiciéramos una división territorial de la actual provincia de Huelva en tres partes, sus zonas naturales, la llamada Tierra Llana es la que mayor densidad presenta. Es la comarca donde se concentran los mayores núcleos de población.

Es curioso cómo Villalba, según el número de habitantes vinculados a cada vecino (unidad familiar) presenta una de las tasas más altas. Su número se sitúa en 4,5 miembros por unidad, mientras que la media provincial se sitúa en 4,3.
Entre la década de 1750 y 1770, el tercer cuarto del siglo XVIII se produce un incremento de población favorecido por un periodo de paz y por la desaparición de mortalidad catastrófica.
Lo curioso es que un acontecimiento de especial magnitud e importancia que afectó a gran parte de la provincia, el famoso terremoto de Lisboa, y que causó un grave impacto en cuanto a la destrucción de edificios, no parece que afectara a la tendencia alcista de la población.
A pesar de las consecuencias que a la larga provocó este seísmo: malas cosechas, epidemias o climatología adversa y la consiguiente miseria, en las comprobaciones no hay huella de este suceso por lo que se puede deducir que la población se recuperó y superó con rapidez este episodio.
La Sociedad de Huelva y de Villalba
En el catastro, la sociedad sigue organizada en Estados.
Los nobles.
En la parte superior de la pirámide se sitúa la nobleza. En estos pequeños núcleos de población rural este grupo se reduce a pequeños hidalgos que desempeñaban un papel de labradores y ganaderos relativamente bien acomodados. Algunos ejercían como funcionarios reales o administradores de otros grandes nobles, y había otros, pocos, que podían vivir de sus rentas.
Su número era muy reducido. Los nobles de la zona onubense sólo representaban el 5% del total de la población noble del Reino de Sevilla.
El clero
El número de eclesiásticos de Huelva con respecto al número total del Reino de Sevilla es del 15%. Un porcentaje muy bajo que tiene su explicación en la escasa urbanización de la zona onubense y, sobre todo, por la atracción que representaba la ciudad de Sevilla.
Por otra parte, en referencia al clero regular, a mediados de siglo existían 38 conventos en territorio onubense: 25 conventos masculinos y 13 femeninos. De ellos, dos, uno masculino y otro femenino, corresponden a Villalba (5%).
De ese total provincial, de los masculinos, 23 masculinos estaban en la Tierra Llana, (dos en Aracena) y de los femeninos, en la Tierra Llana había ocho , tres en la sierra y dos beaterios en el Andévalo.
Es evidente que estas fundaciones estaban ubicadas en las zonas más pobladas y con mayor riqueza.
Con respecto a Villalba y a sus dos fundaciones carmelitanas, la media de conventuales masculinos carmelitas por cada convento se situaba en torno a 12 (el global total de religiosos por convento es de 18) y los femeninos carmelitas en torno a 31 (el global total de religiosas por convento es de 26).
El tercer estado.
La gran masa de población de la zona onubense se inscribe dentro de este estamento.
Sus miembros se dedicaban a las actividades agropecuarias.
En Villalba, aparecen distribuidos en diferentes grupos en función de la disposición del capital (animales o aperos) o de las tierras.
La tipología y sus características son muy diversas. Labradores, pegujaleros (pequeño propietario o trabajador agrícola sin propiedades, entre el labrador y el simple jornalero), pelentrines, aperadores y los jornaleros, que son el grupo mayoritario.
También encontramos trabajadores del campo que alternaban las tareas agrícolas estacionales con otro tipo de actividades, como la arriería, y que reciben un jornal diario por su trabajo.
En Huelva, es la Tierra Llana la que más jornaleros concentra (superior a la media provincial que es del 72%), posiblemente debido a una mayor concentración de la tierra en pocas manos y a la explotación de cultivos muy específicos (por ejemplo, la vid).
En cuanto a los artesanos, los productores del sector secundario, estaban, desde hacía mucho tiempo, organizados y jerarquizados y sus oficios reglamentados.
A nivel provincial representaban el 6% del total de la población activa y el 11% del total de artesanos del Reino de Sevilla.
Por comarcas la que mayor número de artesanos concentra es la Tierra Llana, ya que en ella estaban los núcleos más urbanizados y prósperos.
Su organización se articulaba en tres grados: los maestros, los oficiales y los aprendices.
Villalba contaba con 32 maestros artesanos, cada uno, según sector, con unos ingresos y características diferentes. Por ejemplo, un maestro tonelero recibía de jornal diario 6 reales, mientras que un maestro cordonero gana tres reales al día.
En realidad, estos profesionales solían complementar su actividad artesanal con otras ocupaciones de carácter agrícola, ganaderos o comercial.
Pedro Cordero que ejercía en ese momento como maestro tonelero, aparece, además, como fabricante de aguardiente.
El sector terciario es el sector más complejo y heterogéneo. En él se incluían funcionarios, comerciantes, sacristanes, escribanos o boticarios.
Los integrantes de este sector representan el 19% del total de población activa de la provincia. Muchos de ellos se incluían dentro del grupo de comerciantes y transportistas (carreteros, arrieros, mercaderes, tenderos…).
En este grupo es interesante como las profesiones estaban perfectamente delimitadas. No era lo mismo un arriero que un carretero o que un cosario del camino. Sólo uno.
En cuanto a las tiendas, lo habitual era que estuviese especializadas en un determinado género. El tendero es un simple intermediario entre el producto y el cliente.
El porcentaje de tiendas en la Tierra Llana es bastante significativo. En esta comarca se concentran más del 70% del total de las existentes en la provincia.
Ginés de Bayas es uno de los tenderos que había en Villalba, lo suyo era la especiería y mercería.
El grupo de funcionarios (escribanos, justicias, maestros…) representan el 18% de este sector. El mayor porcentaje provincial de funcionarios se justifica por la existencia de cabezas de señoríos y por la mayor complejidad urbana.
Y si entramos en detalle, en lo referente a los profesionales pseudoliberales (médicos, boticarios, abogados, arrendadores de rentas…), la Tierra Llana concentraba casi el 40% de toda este sector.
Por otro lado, los dedicados al “sector servicios” (taberneros, mesoneros o sirvientes) apenas significan un 3% del total.
Un caso curioso es el de Gabriel Lambert, un empresario local que, además de ejercer el oficio de tendero de mercería y especiería, era arrendador del permiso y fábrica del jabón y aguador. Por cada desempeño profesional recibía unos ingresos perfectamente cuantificados.

La actividad agropecuaria
La agricultura
En la provincia de Huelva el porcentaje de tierras cultivadas, el 43% del total, es menor que el de tierras no cultivadas (que no improductivas) que alcanza casi el 60%; el resto se considera terreno no apto o inútil para el cultivo. Un dato que comparado con los porcentajes a nivel regional nos indican que la superficie cultivada en Andalucía se sitúa en torno al 54%.
La Tierra Llana es la que tiene menos superficie cultivada 35%, (la media a nivel provincial se sitúa en el 42%).
Este dato resulta revelador ya que nos indica que no existe relación directa entre un bajo porcentaje de tierras cultivadas y un bajo o mal aprovechamiento de las tierras.
La provincia onubense fue un territorio poco poblado donde predominó la ganadería y eso condicionó el uso y aprovechamiento de sus tierras.
Distribución superficie agraria cultivada:
Regadío | Frutal | Sembradura | Olivar | Viñedo | Higueral | |
Sierra | 0,33 | 0,43 | 97,66 | 0,49 | 1,09 | |
Andévalo | 0,24 | 0,21 | 98,25 | 0,09 | 0,99 | 0,22 |
Tierra llana | 0,56 | 0,48 | 83,52 | 5,21 | 6,92 | 3,31 |
Provincia | 0,4 | 0,4 | 92,24 | 2,26 | 5,63 | 1,36 |
La Tierra Llana es una zona de contrastes. Aquí encontramos áreas de arraigada tradición cerealista (Beas-Trigueros-San Juan y Campo de Tejada) y zonas deficitarias (zona del condado vitivinícola).
En general, fue un espacio deficitario en cuanto a producción cerealista. Siempre hubo déficit de trigo.
A mediados del siglo XVIII se produjo un progresivo cambio en los cultivos que tradicionalmente se habían desarrollado en la Tierra Llana. Es un momento de cambios en calidad y en cantidad. Es en esos años cuando se desarrolla el cultivo del olivar y la vid, comienzan a crecer de forma sustancial.
En general, ya se puede decir que por estas fechas el olivar es un cultivo de importancia en la Tierra Llana. Ocupaba algo más del 5% de la superficie cultivada de esta comarca. El área del Condado, con una tradición olivarera que le viene de antiguo, experimentó, de forma lenta pero continuada, un señalado incremento de su cultivo.
Un proceso similar se produjo con el viñedo y el sector vitivinícola, lento pero continuado en su expansión territorial y en su producción.
Según los datos que nos facilita el Catastro, el viñedo se concentraba mayoritariamente en la Tierra Llana donde ocupa el 7% de la superficie cultivada (un 14% de la superficie dedicada al cultivo del viñedo de todo el Reino de Sevilla).
A modo de casos excepcionales encontramos a Manzanilla cuya superficie ocupaba el 22% de la superficie cultivada o Moguer con el 37% de esa superficie.
Podemos considerar la Tierra Llana como el territorio del vino. Con una distribución territorial organizada en torno a dos zonas bien definidas, una alrededor de Moguer y otra con centro en Manzanilla que, en ambos casos, englobaban varios lugares en torno a ellos.

El incremento de los viñedos y de la producción de vino se vio favorecida por la demanda procedente de los puertos onubenses, de Cádiz y de los alrededores y de Sevilla.
En cuanto a los terrenos incultos, debemos considerar, en primer lugar, que un terreno inculto no significa improductivo. Las clasificaciones se hacían en función de su aprovechamiento. Así encontramos:
1.- Dehesas para pastos. Fincas arboladas. Las hay de propiedad privada que se arriendan. Su suso es de ganadero, agrícola y forestal.
2.- Montes o dehesas de encinar, alcornocal, pinar. Su aprovechamiento no es libre ni gratuito como el baldío. Aprovechamiento forestal y ganadero.
3.- Baldíos de propiedad comunal (monte alto y bajo). Eran de libre y gratuito aprovechamiento. Mantenían pequeños rebaños de subsistencia. Aprovechamiento ganadero.
Dato curioso sobre tipos de cultivos y superficies destinadas a ellos.
Entre los productos menos habituales que se que cultivaban en Villalba podemos nombrar al cáñamo, una planta textil que se empleaba para la fabricación de cuerdas, calzado, lonas, productos que con el desarrollo de la política naval y de los astilleros se convirtió en material muy demandado y solicitado por la armada.
La Real Marina compraba la mayor parte de las cosechas de cáñamo, lo que sumado a las políticas dirigidas a la protección y aprovechamiento de pinos y arboles con destino a estos centros industriales que eran los astilleros, concretamente el de Cádiz, favoreció el desarrollo de este cultivo en esta parte de la Tierra Llana, concretamente en Villalba.
Además, la madera de los pinos era uno de los aprovechamientos más importantes para los municipios: permitía cubrir la demanda artesana local de madera y la industrial de los astilleros reales.
La propiedad de la tierra
Quizás, la pregunta más importante sea ¿quiénes eran los mayores hacendados?
A mediados del siglo XVIII, los grandes hacendados de la Tierra Llana eran la Iglesia, las instituciones religiosas (conventos), los eclesiásticos, los grandes títulos y los hidalgos ricos.
En el caso de Villalba del Alcor, el mayor hacendado no es otro que Francisco de Cepeda que, como curiosidad, poseía casi el 50% del ganado ovino de la localidad (más de 3.000 cabezas), el 40% del porcino (1.300 cerdos), el 25% de las caballerías de la localidad (100 cabezas). Su hacienda estaba gestionada por un mayordomo (José González), un capataz (Francisco Fernández) y un aperador (Lázaro Reinoso) que recibían más de 1.000 reales de salario. Un gran capital gestionado como una gran empresa.
El sector ganadero
Atendiendo a las especies, el ovino es la especie más abundante en la provincia de Huelva, seguido del caprino y del porcino, vacuno y asnal.
En el caso de Villalba del Alcor, el ovino fue, también, la especie más abundante, seguido del porcino y el caprino. Vistos los números de cabezas de ganado, Villalba era un lugar donde la actividad ganadera tenía un peso muy importante.

La existencia de tal abundancia de ovejas se puede explicar por su cercanía a las zonas de comercialización de la lana donde el nivel de inversión y el grado de especialización es el idóneo para este producto, la lana.
El cerdo es otra gran fuente de riqueza y donde los tratantes en “comprar y vender ganado de cerda” como Diego Ponce son parte esencial del sector.
La cabra y sus productos derivados, la piel, son otras de los grandes recursos ganaderos de Villalba, que poseía el mayor número de artesanos del cuero de la zona.
Sectores artesanos

En el catastro se clasifican en diferentes sectores artesanos:
- metalúrgico (herrero, herrador).
- madera (carpinteros, toneleros). El sector de la madera adquirió gran importancia en la Tierra Llana ya fuera por la demanda de madera para la industria naval, o ya fuera, como pudo ser el caso de Villalba, por la necesidad de cubrir la demanda del sector vinícola (lagares y pertrecho agrícolas y de vinificación).
- textil (sastres, esparteros, cordoneros, sombrereros, tejedores).
- cuero-piel ( zapateros, curtidores). En este aspecto es curioso que, aunque hay varios curtidores, ya no queda constancia de las tenerías que en siglos anteriores existieron en el pueblo, en lo que hoy es La Fuente. La importante cabaña ganadera de Villalba explicaría la pervivencia de este tipo de oficios, donde destacan en poblaciones con más habitantes (con excepciones, como Zalamea que contaba con 25 curtidores y más de una decena de zapateros).
- alimentación (molineros, chocolateros).
- construcción ( albañiles, canteros).
- cerámica (alfareros).
- Varios (pintores, coheteros…).

Los oficios en las Respuestas Generales
Siguiendo el itinerario que nos marca el interrogatorio enviado a los pueblos y sus consiguientes respuestas podemos hacer un seguimiento de muchos de los villalberos que se ocupaban en las diferentes actividades que se desarrollaban en el pueblo.
Si nos remitimos a la pregunta 32…
Si en el pueblo hay algún tendero de paños, ropas de oro, plata y seda, lienzos, especiería u otras mercadurías, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos, arrieros, etc. y qué ganancia se regula puede tener cada uno al año.
los responsables locales responden con datos que resultan de extraordinario interés para conocer la realidad del pueblo.
NOTA: entre paréntesis, si disponemos de datos, nosotros añadiremos las personas que ocupaban el cargo o ejercían el oficio).
Que hay varios tratantes en ganados, mulos de Almagro, lechones, atocinar de cerdos, zuela colorada y uva que utilizan al año diez y nueve mil quinientos y diez y seis reales de vellón.
(Juan y José Vázquez (tratante de reses), José Maceda, José Romero, Manuel de Rojas, Francisco Gil, Diego Martín Zambrano, Diego Ponce y Manuel Pérez (ganado de cerda).
Dos mesoneros que utilizan dos mil y doscientos reales de vellón.
(Juan Antonio Navarrete y Martín Alonso Lineros).
El abastecedor de las tres especies utiliza a el año tres mil y trescientos reales.
El arrendador del molino harinero utiliza quinientos cincuenta reales de vellón a el año.
El de carnes un mil y cien reales.
(Francisco Pérez).
Que hay seis tiendas de lencería, paño y especiería cuyos dueños utilizan a el año doce mil y cien reales de vellón.
(Diego de Andrade, Gabriel Lambert, Ginés de Bayas, Juan Durán…)
Un médico cuatro mil y cuatrocientos reales vellón, inclusa la dotación del cabildo.
(Agustín de Acosta).
Un cirujano un mil y cien reales vellón. Un boticario, un mil y seiscientos reales vellón.
(Francisco de Toro, el cirujano y Pedro Romero, el boticario).
El escribano público de cabildo y rentas utiliza por las dos primeras dos mil y doscientos reales, por la de millones mil seiscientos y cincuenta y por la de alcabalas quinientos y cincuenta, que todo compone cuatro mil y cuatrocientos de vellón a el año.
(José Sánchez Serrano).
Un oficial de dicho escribano un mil y noventa y dos reales y un notario trecientos reales de vellón a el año.
(Su hijo).
Dos maestros de escuela, el uno utiliza un mil y cien reales vellón y el otro dos mil y doscientos reales, los setecientos treinta y seis por maestro de escuela y los un mil cuatrocientos sesenta y cuatro por estanquero.
(Juan Vicente Íñigo y José Guerrero de Porras).
Un preceptor de gramática eclesiástico un mil y cien reales.
Un abogado, trescientos y cincuenta ducados vellón, los ciento por abogado y doscientos por administrador de tercias reales.
(Miguel Fabricio Tenorio).
Un sochantre, un mil seiscientos y cincuenta reales.
(Miguel José Caballero).
Un sacristán menor, un mil y cien reales.
(Diego de Bayas).
Un organista, seiscientos noventa y tres reales.
(José Domínguez Navarro, “ciego de la vista corporal”).
Un corregidor, dos mil y doscientos reales.
(José Francisco Dávila Morón, gobernador).
Dos administradores de bienes seculares utilizan tres mil quinientos y diez y seis reales.
El guarda de montes, cuatrocientos cincuenta reales de vellón.
(Agustín de Toro).
Dos ministros ordinarios que utilizan un mil doscientos y ochenta reales vellón.
(Juan Garrido y Pedro Ferreira).
Un administrador de alcabalas, un mil y cien reales.
(José de Cáceres).
El administrador de la fábrica de la iglesia parroquial de esta villa, quinientos cincuenta reales.
Un aguador, un mil doscientos ochenta y un reales.
(Gabriel Lambert).
Que hay diez arrieros inclusos dos de pescado, que utilizan diez y seis mil trescientos sesenta reales de vellón.
(José Daza, Juan Garrido, José de Robles, Agustín de Salas, Tomás y Tomás de Arana, Juan Carrasco (que además era tratante de reses)…).
Dos cosarios del camino que utilizan dos mil setecientos y cincuenta reales de vellón.
(Alonso Martín..).
El arrendador de los pesos y medidas utiliza a el año ciento y cincuenta reales de vellón.
El del oficio de mojonería utiliza trescientos reales.
(el escribano).
El de permiso y fábrica de jabón, ciento y cincuenta reales.
Cuatro carreteros cosarios utilizan a el año tres mil y trescientos reales.
(Alonso de Bayas, Francisco Pascual), Diego Cebreros y Diego Pérez).
Un pregonero utiliza setecientos treinta reales vellón.
Diez y ocho panaderos que utilizan veinte mil quinientos y treinta reales de vellón.
José Parralo, Juan Ruiz de Saavedra, José Domínguez, Juan y Francisco Garrido, Francisca Hidalgo, Francisco Gil, Cristóbal Benítez, Pedro Franco, Juán Galán (que además era tratante de ganados y se dedicaba a atocinar cerdos)…).
Un cobrador de padrones, seiscientos reales.
Dos traficantes en aguardiente utilizan a el año dos mil y quinientos reales de vellón.
Un cortador de carnes que adquiere mil seiscientos cuarenta y dos y medio reales vellón anuales.
(Diego García).
Que hay arrendadores de diezmos que no son siempre unos y los que lo fueren de granos utilizan quinientos y cincuenta reales, y los de maravedís un mil y cien reales de vellón a el año.
A la pregunta 33…
Qué ocupaciones de artes mecánicos hay en el pueblo, con distinción, como albañiles, canteros, albéitares, herreros, sogueros, zapateros, sastres, pelaires, tejedores, sombrereros, manguiteros y guanteros, etc.; explicando en cada oficio de los que hubiere, el número que haya de maestros oficiales y aprendices, y qué utilidad le puede resultar, trabajando meramente de su oficio, al día cada uno.
Responden…
Que hay tres maestros de albañiles, su jornal diario cinco reales vellón, y dos oficiales, a tres reales.
(Félix Quesada, Alonso de Lara y Pedro Santiago; oficial Bartolomé de Santana).
Un maestro cantarero con seis reales de jornal, y un oficial, cuatro.
(Juan Díaz).
Un maestro de hacer ladrillos con cinco reales de jornal.
(José Pérez).
Un maestro herrador, su jornal cinco reales, y dos oficiales a cuatro.
(Pedro de Bayas).
Dos maestros de herreros, cinco reales de jornal, y un oficial con tres.
(Francisco Pérez Medina y José Matamoros).
Un maestro cordonero gana de jornal tres reales y un aprendiz, uno y medio.
Cinco maestros zapateros, cuatro de obra prima, su jornal cinco reales, y uno de lo basto, seis reales.
(Francisco de Salas, Andrés Vázquez, Diego Domínguez, Juan Romero, Pedro Sánchez y Juan Alonso Oliveros).
Seis oficiales de dichos a tres reales de jornal y dos aprendices a real y medio.
(Marcos Martín, Matías Rodríguez, Silvestre Ángel, Pedro de Aguilar).
Dos maestros de curtidores, uno con el jornal de cinco reales y otro con el de cuatro.
(Antonio Sánchez y José González de Flores).
Cuatro oficiales de dicho oficio con el propio jornal de cinco reales y los otros dos con el de cuatro.
(José Carrasco, Francisco Pérez, Jerónimo del Castillo y Tomás Rodríguez).
Un maestro albardero con el jornal de cuatro reales al día.
Ocho maestros de carpinteros con cinco reales de jornal cada uno al día y cuatro oficiales del propio oficio con el jornal de tres reales.
(Francisco Calvo, Bartolomé Rodríguez. Alonso Álvarez, Alonso Sánchez, Alonso Rodríguez y los Reina: Bartolomé, Martín y Gregorio de Reina).
Tres barberos, su jornal diario tres tres reales.
(Bartolomé de Bayas, Juan de Toro).
Dos maestros toneleros, su jornal diario, seis reales vellón.
(Pedro Cordero (que es, además, fabricante de aguardiente) y Francisco Carrasco).
A la pregunta 34.
Si hay entre los artistas alguno, que teniendo caudal, haga prevención de materiales correspondientes a su propio oficio o a otros, para vender a los demás, o hiciere algún otro comercio, o entrase en arrendamientos; explicar quienes, y la utilidad que consideren le puede quedar al año a cada uno de los que hubiese.
Responden…
Que tres maestros de curtidores, además de su jornal, utilizan por razón de la venta de sus materiales cuatro mil cuatrocientos y dos reales de vellón a el año.
Y, finalmente, a la pregunta 35.
Qué número de jornaleros habrá en el pueblo y a cómo se paga el jornal diario a cada uno.
Responden…
Que habrá trescientos jornaleros y que su jornal diario computado un tiempo con otro son dos reales.
Un dato más
Sólo por lo que tiene de curioso, en las respuesta se recoge que Villalba tiene…
Una feria que se celebra todos los martes de la semana cuyo privilegio toca a el conde de Miranda, con libertad de alcabala, a quien nada le produce por no usarse de muchos años a esta parte.
Esto es solo una parte de la información que nos aportan los documentos del catastro, sin duda una joya de nuestros archivos municipales.